CIUDADES QUE DESPEGARÁN. Chimbote: el zorro que va hacia arriba
Por Adriana Roca Mora
Chimbote ha dejado de ser conocida solo por la otrora boyante industria pesquera y por haber tenido la primera empresa siderúrgica del Perú. Hoy es la sexta ciudad más grande en tamaño de mercado del país, motivo por el cual se ha convertido en la plaza donde todos los operarios del retail moderno quieren estar. Así, es una de las ciudades que muy pronto despegará económicamente.
Escenario principal de la última novela de José María Arguedas, El zorro de arriba y el zorro de abajo, Chimbote era –en palabras de Eve Marie Fell, encargada de la edición del libro– la “babilonia mítica de los lenguajes, ciudad de barriadas, de prostíbulos y de playas, de tuberculosos, locos y curas yanquis”.
Esa era, quizá, la descripción más adecuada de la ciudad en las décadas de los cincuenta y sesenta, cuando también ocupaba el primer puesto a nivel mundial en producción de anchoveta. Chimbote había pasado de ser un pequeño pueblo de pescadores de aproximadamente 5 mil habitantes en 1945, a ser una ciudad atractiva y dinámica en 1960, año en el que su población alcanzaba los 100 mil habitantes. El desarrollo arrancó con la inauguración de la Corporación del Santa, empresa creada por el primer gobierno de Manuel Prado, que tenía como encargo establecer y desarrollar la industria siderúrgica en Chimbote. En paralelo, la industria pesquera empezó a crecer: en 1955, por ejemplo, se capturaron 59 mil toneladas de peces y ya en 1964 el volumen había crecido a 9 millones de toneladas. “De hecho, en 1971 Ferreyros se convirtió en la empresa más grande del mundo en términos de ventas de motores marinos gracias a los negocios en la ciudad de Chimbote”, recuerda José Miguel Salazar, gerente central de marketing de la empresa.
En los setenta la situación de auge se empieza a revertir, principalmente debido al rápido declive de la industria pesquera, propiciado por una serie de eventos que, en conjunto, le dieron fin a su época dorada. Para comenzar, en 1971 se aprobó la Ley General de Pesca, que definió los alcances de la actividad, y en gran parte los restringió. Ese mismo año, y debido a un crecimiento excesivo de la flota y el esfuerzo pesquero (a finales de los sesenta se extrajo más de 14 millones de toneladas métricas en un solo año), la industria empieza a entrar en crisis. Un año más tarde colapsa el stock marino de anchoveta, y se desata una grave crisis en el sector, que duraría más de una década.
Coincidentemente, en 1972 también muere Luis Banchero Rossi, uno de los grandes magnates de la pesca, y comienzan las estatizaciones de muchas de las empresas pesqueras, sellando el fin de una época gloriosa del sector.
Casi 40 años más tarde, la ciudad de la novela póstuma de Arguedas se ha convertido en una metrópoli de 423 mil habitantes, y se ubica en el sexto lugar (solamente detrás de Lima, Arequipa, Trujillo, Chiclayo y Piura) en el ranking de tamaño de mercado del país. Hoy, la industria pesquera es uno de los motores importantes del reciente despegue de la ciudad, aunque en menor proporción que en sus épocas doradas. De hecho, tras la crisis de los setenta el sector empezó nuevamente a capitalizarse en los noventa, aunque tímidamente, para la operación y ampliación de flota.
En cifras concretas, el PBI corriente de Áncash en el 2005 fue de S/.11.210 millones mientras que en el 2010 alcanzó los S/.18.455 millones. El PBI pesquero de la región representó el 2.09% del PBI corriente en el 2005, mientras que en el 2010 fue solo el 1.24%. Si bien las cifras reflejan una ligera caída, que se explica a partir de una contracción en la producción general del sector, se mantiene como uno de los principales de la ciudad.
Grandes empresas como Tasa, Diamante y Exalmar siguen siendo líderes en producción en Chimbote. La segunda de ellas ya ha anunciado que invertirá US$15 millones en una planta de congelados en la ciudad. Por otro lado, pese a la histórica notoriedad de SiderPerú en Chimbote y su larga tradición productiva en la ciudad, su importancia en términos de generación de empleo también ha decaído en los últimos años, sobre todo tras la crisis económica del 2009. La empresa empleaba a 1.830 personas en la ciudad en el 2006, cuando la brasileña Gerdau adquirió a SiderPerú (otrora Corporación del Santa). Entre el 2006 y el 2011 Gerdau invirtió cerca de US$192 millones en la modernización, optimización y ampliación de la siderúrgica, así como en proyectos de medio ambiente. De hecho, la firma ha construido un sistema de captación que atrapa el 99.9% de las emisiones y ha implementado el proyecto de recirculación y tratamiento de agua.
El complejo siderúrgico cuenta con una planta de fabricación de productos de acero plano y no plano, y tiene una capacidad de producción anual de 600 mil toneladas de acero líquido. En el primer semestre del 2011 sus ingresos alcanzaron los S/.775.86 millones, cifra que representó 29% más que lo logrado en el mismo período del 2010. Entre el 2011 y el 2013 la empresa invertirá US$120 millones, de los cuales ya desembolsó más de US$35 millones. Sin embargo, la empresa ha recibido arduas críticas por haber despedido a más de 540 personas en el 2009, año en el que se vio afectada por la crisis financiera internacional.
De hecho, de un pico de empleados en el complejo siderúrgico de 2.100 personas en el 2007, dos años después solo empleaba a 1.329 personas. Hoy emplea a 1.654. Entonces, si sus dos industrias tradicionales están en descenso, ¿cuáles son las nuevas actividades que vienen generando el acelerado desarrollo de Chimbote? La respuesta está en la agroindustria y la construcción.
De acuerdo con cifras del BCR, el sector agropecuario creció 2.9% en el 2009 y 11% en el 2010. Solo el sector agrícola creció 7.8% en el 2010, impulsado principalmente por el incremento en la producción de caña de azúcar (7%) y de yuca (125%). Una de las principales empresas azucareras de la zona es San Jacinto, del Grupo Gloria. Aunque el grueso de la producción agrícola de la zona proviene de pequeños agricultores, que luego le venden sus productos a acopiadores que los exportan. Este desarrollo se ha dado, en gran parte, gracias al proyecto Chinecas, que deriva parte de las aguas del río Santa hacia el margen izquierdo y hace posible que el valle tenga agua todo el año. Con la ampliación de la iniciativa se espera que la superficie agrícola crezca en 14.400 hectáreas nuevas y se mejore el riego en 27.800 hectáreas en la zona.
El auge del agro, la reducción de la pobreza (que pasó de 48.4% en el 2005 a 29% en el 2010), el alto canon minero que recibe la región (en el 2011 fue de S/.755,04 millones) y el crecimiento económico de la ciudad han impulsado el crecimiento del sector construcción. Este creció en 27% en el 2010, estimulado por el gasto público y privado. Ello a pesar de que en el 2010 el gobierno regional solo ejecutó el 15,7% de su presupuesto. Y todo esto ha impulsado una nueva dinámica del comercio, que se ha convertido en un sector importante para la ciudad (en el 2005 empleaba a 78.410 personas; en el 2010 a 87.151).
Chimbote cuenta con infraestructura, con un comercio cada vez más diversificado, con una oferta más completa y con una industria fortalecida. Producto de ello, casi todos los operadores de centros comerciales importantes del país han decidido invertir y estar presentes en esa ciudad. Así, Plaza Vea hoy cuenta con dos supermercados en la ciudad. Abrió su segundo local en el 2010 en la zona de Nuevo Chimbote, como primer bastión de lo que será el futuro Real Plaza de la ciudad. Rafael Dasso, gerente general de Real Plaza, asegura que su empresa tiene grandes planes para Chimbote. “Tenemos un proyecto muy grande, que incluye el desarrollo de viviendas y un centro comercial que en una primera etapa tendrá tiendas grandes como Oechsle, además del Plaza Vea”, dice el ejecutivo.
Asimismo, en abril se inaugurará el que podría llamarse el primer centro comercial de la ciudad, Mega Plaza Chimbote, en una ubicación estratégica (en el punto medio entre Nuevo Chimbote y Chimbote antiguo). Una característica resaltante de este centro es que será el primero, dentro de la segunda oleada de inversiones del retail, en el que estarán empresas de diferentes grupos comerciales. De todas las ciudades de este especial, será la única que tendrá Saga Falabella, Ripley y Oeschle, así como Metro, Tottus, Plaza Vea y Sodimac.
En Chimbote, Efe, Carsa, la Curacao y la tienda local Eska son altamente populares. Incluso, El Quinde, Minka y Cencosud, a través del supermercado Metro, también estarían interesados en ingresar a la ciudad. El Quinde, que planeaba abrir galerías comerciales en su terreno ubicado en una zona emergente de la ciudad, ha decidido convertir al proyecto en un campo ferial y venderlo por partes.
Es por todo esto que Chimbote aún tiene mucho espacio para seguir creciendo. Algunas cifras del último estudio de Niveles Socioeconómico Perú 2011, elaborado por Ipsos Apoyo Opinión y Mercado, lo confirman: el tamaño del sector socioeconómico NSE AB en Chimbote todavía es pequeño en comparación con el de otras ciudades (es de 13%, mientras que el de Arequipa es de 23% y el de Trujillo de 21%). El sector más grande es el NSE D (39% de la población), mientras que el NSE C (tradicionalmente la clase media) es aún de 25%. Cabe indicar que según el estudio, solo el 54% de la población tiene refrigerador; 17%, microondas; 27%, lavadora; 30%, computador; y 57%, DVD. No obstante ello, el 97% de la población ya cuenta con un televisor a color.
Pero quizá el dato más importante que muestra el estudio de Ipsos Apoyo es el de las altas expectativas que mantiene la población respecto de su crecimiento futuro. De acuerdo con este, el 43% de la población cree que en los próximos cinco años la economía de su ciudad estará mejor respecto de los últimos cinco. Y el 15% dice que estará incluso mucho mejor. Todo parece indicar que Chimbote se convertirá en el zorro que va hacia arriba.
* La cifra: 663 millones de dólares es el tamaño de mercado de Chimbote y 6 es el puesto en el ranking de tamaño de mercado en el que se ubica
(Tomado de Las seis ciudades que van a despegar en el Perú, PODER, marzo 2012, edición especial)