Cusco, motor turístico del Perú
Que Machu Picchu fuese elegida como una de las 'siete maravillas modernas de la humanidad' fue el puntillazo que necesitaba el Cusco. Si se le suma ser el principal productor de gas del país y contar con un gran potencial minero, el destino de la ciudad imperial no será otro que el de crecimiento. A esa conclusión llegó la revista PODER luego de recorrer el interior del Perú. Después de Chimbote -que presentamos aquí la semana pasada-, Cusco, que ocupa el puesto 7 en el ranking de tamaño de mercado nacional, es otra de las seis ciudades que despegarán económica y comercialmente, sepa en las siguientes líneas por qué.
8 de julio del 2007, en una ceremonia que se llevó a cabo en Lisboa, Machu Picchu fue reconocida como ‘la cuarta nueva maravilla de la humanidad’. Un logro compartido entre la población peruana, a través de sus votos por la internet, y el gobierno de turno, que dedicó recursos económicos y no dudó en usar a todo el Consejo de Ministros o al propio Presidente de la República para promover la ciudadela tanto localmente como en el exterior.
Si bien Machu Picchu ha estado considerada desde su descubrimiento en 1911 como uno de los destinos turísticos más atractivos para visitar (desde el 2004 incluso ha conseguido premios en revistas y programas especializados de Europa y Estados Unidos), lo cierto es que hasta el nombramiento oficial como maravilla del mundo las visitas al santuario no habían crecido de manera significativa.
En el 2005 se decidió cambiar ello. Tras una fuerte inversión del gobierno de Alejandro Toledo en publicidad, la elección de Machu Picchu como uno de los 10 lugares que no se debería perder uno en la vida por parte de la revista National Geographic y la difusión de un documental sobre el país por parte de Discovery Channel, los arribos de extranjeros a la ciudadela aumentaron de 403 mil en el 2004 a 475 mil en el 2005, pero se estancaron al año siguiente. Más allá de las bondades difundidas por la revista y el canal de televisión, o por todo el gasto publicitario efectuado por el Estado en España, Inglaterra y Estados Unidos, así como el incremento de vuelos hacia el Perú, la falta de infraestructura hotelera en el Cusco y los problemas sociales que aquejaban al país generaban cierto recelo entre los turistas extranjeros e incluso locales.
En ese contexto, la elección como maravilla fue, en todo sentido, el puntillazo que necesitaban los turistas para animarse a llegar, y las cifras lo reflejan claramente. En el 2007 se incrementaron en 60 mil los visitantes a la ciudadela y en el 2008 se sumaron otros 70 mil, lo cual incluso motivó a las autoridades a limitar el acceso a la ciudadela a 3 mil visitantes por día, ante el temor de que se pudiera dañar la ciudadela. La crisis económica internacional del 2009 generó una caída en los arribos (hasta 472 mil en el 2010), pero aun cuando la crisis no ha sido superada, los turistas han vuelto a llegar y el 2011, al celebrarse el centenario del descubrimiento de Machu Picchu, se ha logrado la meta de recibir a 670 mil extranjeros en el Cusco.
Es decir, en el último año se han captado 200 mil nuevos turistas. Un récord que está asociado a dos variables significativas: la existencia de nuevas propuestas hoteleras para el viajero de lujo y un clima social más pacífico. Si se suman los turistas nacionales, la cifra de visitantes se acerca al millón de personas en el 2011 y las divisas que dejan en la ciudad alcanzan los US$2.700 millones. Una cifra nada despreciable que ha motivado el ingreso de nuevas propuestas hoteleras.
Solo en el primer trimestre de este año, se abrirán tres nuevos hoteles con categoría cinco estrellas: el JW Marriott, Palacio Nazarenas de la cadena británica Orient Express, y el hotel de la cadena Wyndham que se está construyendo en Ucchullo, a unos 15 minutos de la ciudad. “Y si bien las inversiones de grandes hoteles son las que más suenan, a diario abren hospedajes de hasta tres estrellas que buscan responder a la enorme y variada demanda turística en este lugar”, precisa el presidente de la Cámara de Comercio de Cusco, Fernando Ruiz Caro.
A diferencia de otras actividades económicas, el turismo genera muchos eslabonamientos. Es decir, requiere de servicios prestados por otros sectores, como restaurantes, servicios de limpieza, textiles, transporte, entre otros. Un movimiento que se traduce en empleo y en mejores salarios. Desde el 2007, cuando la ciudadela fue considerada como una maravilla moderna, al 2010, los ingresos de los cusqueños (en la ciudad) se han incrementado año a año en 10% en promedio, alcanzando en la actualidad un ingreso medio de alrededor de S/.2.500 al mes. Un nivel que está muy por encima de otras ciudades, incluso de las de la costa norte (que fueron las primeras en despegar) y que convierte al cusqueño en un consumidor apetecible para las empresas comerciales, que hasta el momento se habían mantenido alejadas por la dificultad para construir, producto de los innumerables trámites que hay que superar y los inconvenientes que se generan al trabajar en una zona con restos culturales.
Hasta ahora atendidos por comercios locales, entre los que destacan los supermercados Orión, del Grupo Oviedo, y La Canasta, los cusqueños tendrán en poco tiempo un local de Metro, del grupo chileno Cencosud, el cual, de acuerdo con Ruiz Caro, abriría en los próximos seis meses posiblemente en la periferia del centro histórico.
En el 2010, los supermercados locales movieron unos US$32 millones en ventas y eso denota la existencia de clientes ya acostumbrados a la opción del retail moderno, lo que facilita el ingreso de las tiendas limeñas. Es más, ya existe una nueva generación de cusqueños que no solo piensa en comprar en supermercados, sino que, a pesar de ser una ciudad acostumbrada a vivir en casas amplias y antiguas, está dispuesta a vivir en departamentos, como en toda urbe moderna.
Así, distritos como Wanchaq, San Sebastián y San Jerónimo se han convertido en las plazas idóneas para ejecutar proyectos inmobiliarios dirigidos a los sectores B y C de la población. La propuesta inmobiliaria, si bien aún liderada por constructoras locales de mediano tamaño, consiste de modernos departamentos multifamiliares. Consciente de este boom inmobiliario, Maestro Home Center no dudó en invertir S/.35 millones e instalarse en la ciudad. Y su llegada en agosto del año pasado le ha rendido buenos frutos. Si bien no está muy cerca del centro de la ciudad (en el distrito de San Jerónimo), las personas asisten masivamente a comprar, según la firma. Es tal el éxito, que la empresa está buscando nuevas ubicaciones para montar otras tiendas en la ciudad.
Pero no solo supermercados y tiendas de mejoramiento del hogar miran al Cusco. Las tiendas por departamento Saga Falabella y Ripley también se han apuntado y su ingreso está previsto para el 2014, cuando se concluya la construcción del primer centro comercial cusqueño, Plaza San Antonio, operado por los mismos administradores del Jockey Plaza. Ambas departamentales, consideradas como los negocios ancla de este nuevo complejo comercial, llegarán a compartir el mercado de vestuario y calzado con las conocidas Topy Top, Él, Renzo Costa y Bata, que por sus dimensiones más pequeñas lograron instalarse hace ya algún tiempo. La presión de los nuevos hoteles, centros comerciales y tiendas por instalarse en el Cusco ha generado un alza de los precios de los terrenos, costando en la actualidad entre US$2 mil y US$5 mil el metro cuadrado en el Centro Histórico, que es la zona más apreciada para este tipo de actividades.
Es evidente el cambio que está en proceso en el Cusco y que al parecer no tiene marcha atrás. Si bien el turismo ha sido el principal promotor del despegue de la ciudad, hoy cuenta con dos aliados que asegurarán la continuidad del cambio. Dichos aliados son el sector energético, específicamente el vinculado al gas de Camisea, cuyos pozos están en el Cusco, y el sector minero, que es el más reciente.
En ambos casos, el Cusco tiene una posición envidiable que le garantizarán fuentes importantes de ingresos. Hoy, por ejemplo, se ubica en el quinto puesto, después de Áncash, Arequipa, Moquegua y Tacna, como región minera, y la minería ya representa el 13% del PBI regional. Una participación que ganaría más representación en los próximos años, pues Xstrata tiene previsto invertir US$3 mil millones para su proyecto Antapaccay, y existen inversiones adicionales de Norsemont Perú (en su mina Constancia) y el proyecto de la compañía minera Quechua en Espinar. Las regalías mineras en el 2011 superaron los S/.1.000 millones.
En tanto, en el tema gasífero, a los lotes 56 y 88, donde se ubica Camisea, se espera se sumen nuevos lotes que están en fase de exploración por Repsol y Petrobras. Las regalías entregadas por Camisea han ascendido a US$1.244 millones en el 2011 y suman ya casi US$3.800 millones desde que empezó a operar en el 2004. Además, con el apoyo de Petroperú, se concretaría el desarrollo del gasoducto Andino del Sur, el cual demandará US$1.500 millones de inversión y permitirá que el sur del país sea más competitivo, al contar con fuentes de energía más baratas.
El problema para aprovechar los beneficios de las mineras y de Camisea es la incapacidad que han mostrado los gobiernos locales y el regional para ejecutar proyectos de inversión con el dinero recibido. Solo el Gobierno Regional del Cusco recibió en el 2011 ingresos por S/.4,6 millones al día por parte de Camisea y no ha sido capaz de gastarlos (apenas ha conseguido gastar el 58% de su presupuesto en el 2011). Y en la medida en que la población del área rural del Cusco no se beneficia del turismo ni obtiene proyectos de parte de sus autoridades, hay un riesgo –aún no tan evidente como en Cajamarca– de que la población pueda oponerse a algunos proyectos.
Dependerá de las autoridades que el cambio que hoy experimenta el Cusco no se paralice.
CIFRAS:
US$627 millones es el tamaño de mercado de Cusco y se ubica en el puesto 7 en el ranking de tamaño de mercado
US$160 millones movió el mercado de alimentos en Cusco durante el 2010, según el INEI
El 40% de los cusqueños considera que la economía de su ciudad mejorará en los próximos cinco años, de acuerdo con Ipsos Apoyo (2012)
(Tomado de PODER marzo 2012. Las seis ciudades que van despegar en el Perú)